domingo, 18 de septiembre de 2016

YO.



Tal vez me desconozcas, tanto como yo.
Puedes llamarme las niñas de las botas.
Esa que anhela el frío y la nostalgia del otoño.
Soy como el cristal.
Puedo helarte,
congelarte,
quemarte.
Porque el hielo quema, ¿lo sabías?
Si deseas entrar en mi espinoso corazón
tendrás que acarrear con las consecuencias.
No tengo miedo al fuego eterno.
Me derrito en las manos fieles,
me convierto en agua.
Agua fría,
agua helada.
Capaz de calarte los huesos,
llegarte al corazón y cuidarlo.
Tal vez no sepa cuidarme,
ni quererme como debería,
deberías saber que mis inviernos
otoñales son eternos.
Soy yo.
Me convierto en lluvia.
Me convierto en mi estación preferida.
Me congelo,
me rompo.
Muchos huyen porque
no saben combatir al
frío -no saben cómo afrontarlo-.
Deberían conocer que si están
bien abrigados no tienen nada por
lo que temer.
No los mato.
Los cuido lo mejor que puedo.
-Más que a mí-.
Soy como el cristal.
Puedo helarte,
congelarte,
quemarte.
Porque el hielo quema, ¿lo sabías?

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