lunes, 19 de noviembre de 2018

Ey, How are you?



Hola, pequeña, ¿qué tal todo por allí? Espero que no esté demasiado frío para ti, ser de luz.
Por aquí la situación va tomando calma, creo, dentro de lo que cabe. Estamos a diecinueve y en cuatro días tengo la recuperación de Filosofía, esta es la tercera vez que me examino... 

¿Y qué?, ¿cómo es por allí aquel inmenso mar azul? ¿Siente paz? La paz que no tuviste en las últimas horas antes de despegar, que ya sabemos, amiga mía, que no te agradan para nada las despedidas... ¿O esa soy yo? ¡Ay, pequeña! Seguro que te lo estás pasando de lujo, con ese remanso de paz, mientras el viento acaricia tu tosco cuerpo, tus orejas y, de fondo, a Andrea Bocelli, que sí, lo sé, te pillé una vez dormida mientras escuchabas Vivo por ella.

Un clásico.

Sea como sea, allí donde estés, ese plácido y afrodisíaco lugar terrenal te hace bien; tanto que no te veo por aquí, ni siquiera has venido a verme y yo no he ido a visitarte.

Nunca te olvides que aquí, en este músculo que late por vivir, has calado y calarás mucho. Siempre voy a querer tu bienestar, por muy pequeña, pero grande, y revolución, que seas para mis ojos.

Ey, honey, how are your now that you don’t stay with me?

Cuando tu espíritu fantasmal quiera venir de vez en cuando, asómate entre las nubes y busca el faro de luz amarilla que encenderé siempre en la orilla. Búscalo y, allí, estaré yo. Porque aún, no se me ha permitido ir, no tengo el boleto de avión sin vuelta, sólo ida.

Nos veremos pronto, te lo prometo.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

Caos





Hace días me tomé un tiempo para mí, supongo que no es ser egoísta al querer darte algo que te falta.
Hace días que todo acaeció y que tras nueve días aún sigue doliendo, claro que me refiero a la pérdida de un ser tan pequeño que me llenó el corazón con tanto amor que es imposible no saber a qué escala, del diez hasta el infinito y más allá de cómo era importante para mí.
Pero hoy… veo sus fotografías y sonrío. Sonrío porque estoy aprendiendo que el duelo necesita más que nueve días y que, en el fondo, todo sana, nunca se olvida, pero con un poco de espacio y coser heridas… el dolor se disipa.

Me cuesta escribir. Tras varios meses he perdido la práctica. El otro día me levanté con las ganas infinitas de dar un poco más de mí, de que el mundo sepa cómo me siento, pero siempre me quedo con la pierna estancada en el fango y un: ‘’ para ti, ahora, todo son problemas’’.
Claro, claro que son problemas, sé que en esta cabeza nada está amueblado, no todo, claro, y que, en ocasiones, cuando la noche cae y la Luna está en lo más alto… me apago y me dejo abrazar entre las sábanas de invierno.

Es curioso, no me he replanteado someterme a otra prueba de amor, porque no sé estar conmigo misma, a solas, como para estar con otra persona, no después de ella.
Lo sé, estoy corriendo en la dirección incorrecta, ¿incorrecta para quién realmente, Azahara?, en un camino que tiene las flechas en dirección opuesta a la de todo el mundo. No estoy lista aún como para empezar de cero, porque, pese a todo, estoy sentada en el filo del alféizar sin saber si me voy a caer en alguna de estas ventiscas fuertes. Me agarro, sé que me agarro con todas mis ganas al borde de la ventana para mantenerme firme.
Estoy corriendo, en dirección opuesta al ocaso. Aquí se nota el frío y esta vez,  por raro que parezca, no es de mi agrado.

Se me acaba de formar un nudo en la garganta, nada está bien y no sé como sacarme a mí misma de esta pequeña caída. Pequeña dice, já, ¿sabes desde cuándo arrastras esto? ¿Dónde está el salvacaídas? ¿Dónde está la cuerda? Y… ¿La mano? ¿Dónde está mi propia mano? Me falta lo más importante de todo: mi propio equipo de salvación. Lo he perdido, debo equiparme de nuevo porque… hacía frío en este vacío interno y recíproco.

Pero… Oh, claro que lo intuyo: volveré, voy a volver. No ahora, no ahora… volveré. Y, entonces, correré implorando que nadie me salve porque ya lo estaré haciendo yo, que habré acumulado el peso en los contrafuertes.
Voy a volver y el mundo va a temblar, porque cuando salga del cascarón, cuando me agarre la mano y me haya dado de hostias contra la puerta intentándola derribar… La bestia se habrá despertado con total lucidez.

Estaré corriendo, dirección opuesta, así que no trates de salvadme.



Créditos de la imagen a su autor.

viernes, 21 de septiembre de 2018

Iguales


Iguales




Créditos de la imagen a su autor/a.

                      Puede que no me creáis, posiblemente serás así, porque hasta que no lo meditáis y lo veis en vuestras carnes, no sabréis a qué me refiero exactamente. Alguno de los que me pudieseis leer, tal vez, pensaréis que soy una hippie y que me han lavado el cerebro como a muchos otros que toman esta decisión.

                      Hace un año quise ser vegetariana, lo llevaba bien hasta que me di cuenta que, en la vida de todo estudiante, había una colección de tupper que no hacían nada más que agrandar mi imperio del congelador; por lo que no me quedó más remedio que, durante todo ese curso de 2017/2018 tuve que comerme aquellos tochotuppers.
Sin embargo, en el fondo de mi alma, había algo que no andaba bien. Cada vez tenía una cierta inclinación hacia las hortalizas, frutas y demás, me gustaban más incluso aquellas que antes no.

           Pero, como todo, cada cosa lleva un momento de reflexión, y yo la tuve aquel día en que el pájaro que estaba criando -el cual encontré malherido en el suelo de la calle y que tras cuatro días andaba bien-, se me murió entre mis manos. Lloré, lloré con las suficientes lágrimas como para decir un: no sufras, puedes irte. Y como si aquello fuera el comienzo del final, el compendio del prólogo, algo en mí cambió.

            Hasta que no cuidas a un ser que te haya marcado lo suficientemente como para pensar: ¿Por qué me debo de comer a la misma especie que he cuidado? ¿Por qué? ¿Es que no hay otra forma? ¿Es que debemos de matar a los seres que más vida nos da, sólo porque necesitamos ‘’proteínas animales’’?

            La verdad, es que llevaba un tiempo pensándolo. Seguía cuentas veganas y me conocía a amigos que lo eran o, en su defecto, lo intentaban. Así que… realmente fue ese día, cuando la vida de un ser al que le había cogido cariño y, por tanto, habíamos creado un vínculo, se fue en mis manos. Porque sinceramente, me pareció que esperaba a que yo estuviese ahí, para irse. Y sí, podéis llamarme fantástica o miles de adjetivos peyorativos, pero, realmente, no sabéis qué es exactamente todo esto, hasta que no tomáis la decisión.

            Ayer, en una conferencia, un catedrático comentó:

‘’La felicidad es un estado, no es una meta a la que se debe alcanzar como nos la vende en los stands publicitarios. La felicidad está en cosas como escuchar el canto de los pájaros, contemplar el paisaje, escuchar música…’’

            Es verdad, y es así como lo siento yo. Me siento en paz conmigo misma y con todo aquel animal que me rodee. He cambiado mi dieta ,además de las posibilidades que te da otra dieta de poder descubrir más allá de lo que se nos acostumbra a comer en esta sociedad cárnica, aprendiendo a ver a estos animales, desde el más simple como es el mero hecho de una hormiga, hasta el más grande que te puedas encontrar, como iguales: seres que están aquí con alguna función, no para ser simplemente comida del ser humano, llevándoles a la extinción porque el trozo de su cuerno es objeto de gran valor.

            Entre otras, este catedrático, comentó que el futuro era vegano y daba los motivos que eran.  El cambio debería comenzar ahora. Diré, y sigo diciendo, que si amamos a los animales… ¿Por qué no amarlos en su totalidad sin llevarlos a la extinción? ¿Sin proporcionales una vida de químicos, cautiverio y demás? Si empezamos ahora, poco a poco, si nos vamos sumando más, lograremos que todas las especies animales… convivan en paz, dejando que la cadena alimenticia (de éstos) continúe, sin vernos nosotros de por medio.

            Puede que estas palabras no generen conciencia, ni se propague por todo el mundo, pero si alguien las lee, espero que reflexionéis.

martes, 21 de agosto de 2018

He sido, soy y seré


Créditos de la imagen a su autor.



Por ser quién y como soy, he sido criada en una sociedad para traer hijos,
siendo una máquina de crianza, un invento más del capitalismo.
Por ser el cómo, cuándo, e incluso, el por qué no tengo derecho a tener el mismo salario que ellos,
pero luego dirán, que la brecha salarial no existe.
Por quererme libre, los pro-vidas, me niegan el pleno derecho de elegir;
Cuando, perfectamente, mi cuerpo es decisión mía.

Por ser como quiera ser, he sido tratada de promiscua al querer vivir mi sexualidad como desee.
Por ser mujer, me han cosificado en las calles,
empero dirán que ya no se puede piropear, ni realizar cortejos de apareamientos como los animales que somos.

Por querer defenderme de cinco violadores, la justicia los dejó libres, mientras a mí me difunden en páginas pornográficas.
Porque fui, soy y seré de Marruecos, trabajando por un salario con el que pueda sobrevivir,
mi jefe abusa de mí y de mis compañeras.

Que no lleve esa ropa, porque los voy provocando,
que vaya tapada hasta el cuello
y hasta tengo que aguantar si voy en pantalones cortos y un hombre, en una gasolinera, me humilla.
Que para qué voy a luchar, si seremos todas unas feminazis
porque odiamos a los hombres del que aparentemente Dios nos creó: a partir de su costilla
y, por lo tanto, estoy doblegada a su merced.

Pero no soy yo sola.
Yo soy todas ellas.
Y si no pueden gritar, ya gritaré yo.

domingo, 20 de mayo de 2018

Prefacio vs Compendio.






Prefacio:

<<Prefacio: cosa que se dice o se escribe como introducción para lo que es el asunto principal de un discurso. >>

Acabo de llegar a casa y escucho el sonido detonante de las nubes.
Parece que va a llover.
El hombre del tiempo y la alarma de mi móvil lo han predicho.
Sin embargo… no se atreven a mostrarse combatientes.
El cielo está grisáceo, me lo esperaba más oscuro.

El murmullo del tic tac del reloj anuncia que son las 04:00 a.m.
Se avecinan curvas y una tormenta de escándalo.
Ya se ha pronunciado
el estrepitoso golpe del sonido del rayo.

Tiemblan hasta las paredes, vibran las ventanas.
Llamas al timbre, querida mujer tormenta.
El pronóstico es acertado.
Epílogo:


<<Epílogo: parte final de un discurso o de una obra literaria en la que se ofrece un resumen general de su contenido.>>
Mi habitación huele a sexo, a fluidos corporales.
 Sobre mi cama descansan los recuerdos.
En el piso resuenan los gemidos.

Mi cuerpo se estremece al sentir el tacto de su piel;
de una piel muerta que acaricia con alevosía,
los restos de cada línea interna.

Has partido, me llevo la mano a mi pecho.
El corazón sangra,
suelta los últimos desperdicios de pus.
Lo curo con Betadine, para que no se me infecte.
Le echo alcohol de 90º, para que destile.

Cesa la hemorragia.
Herida cerrada.
Compendio, lo denominan.