miércoles, 31 de mayo de 2017

Llega el verano




Las hijas de la Primavera ya no están,
corretean tras él, tras de ti, huyendo
del bochorno,
escondiéndose entre las sombras.

Se rumorea que el huracán Katrina
ya no se encuentra,
de él sólo queda los restos de
escombros de cuerpos sin almas.

Oí del hombre del tiempo que los
leones de la sabana están aproximándose.
Acechan hambrientos como locos feroces.

Dicen que me afecta.
Que aún hay heridas de arañazos de
ti en esta piel.
No me conocen.
Katrina te arrasó porque llega el verano.

domingo, 21 de mayo de 2017

Don't have crush





Soñar con tu recuerdo,
ese que habitaba en el olvido del lejano oeste.
Hoy me ha saludado
para acariciarme con el anhelo de tus palabras.
Mudas, por cierto, cálida, inciertas.

Y has vuelto un fin de semana,
ya dejé de buscarte,
y me siento libre.
Y siento el aire puro de la mañana,
del Alba.

Siempre vuelven es una falacia inventada.

Bella y Bestia.







Aún seguimos siendo la sombra de una bestia que, por creerse superior, siente la necesidad, el derecho de ejercerlo sobre nosotras.

sábado, 13 de mayo de 2017

Podrías y no.



Me podrías haber enseñado que
el arte es una vía de escape para llenar tu vacío.

Pero en lugar de eso, has decidido volver para marcharte.


domingo, 7 de mayo de 2017

Boxeadores





Empieza la actuación.
Tú contra tú y contra mí,
contra mí y mi máquina de bombear sangre.

Gancho a la derecha, directo, de lleno, a mi corazón.
A la izquierda, lo esquivas, sales iluso.
Justo en el estómago, para que expulses las mariposas,
en tu cara de marfil, para olvidarme de ella.
Contraatacas con tu ego por los suelos,
pero es tarde. Suena la campana del ring.
Fin. No es empate. He ganado.

Adiós a esta relación tóxica.

sábado, 6 de mayo de 2017

En el desván de mi corazón.

A Sanaa y su bellísimo arte.

Ha cogido polvo,
ya nadie lo utiliza,
lo devoran los ácaros sin miedo alguno,
acechando como carnívoros hambrientos.

Lo reconozco, mal uso le he empleado.
Puede que sea mi culpa,
o puede que ya no.
Es prisionero de aquel desván
donde ya no tiene visitas
y se encuentra gélido y asustado.

Se ha salido de mi pecho
porque decía que era demasiado valiente
y que podía enfrentarse a la soledad.
El pobre se está oxidando.
Necesita que lo arropen
y yo, ya no le doy uso, aburriéndome de él
le he condenado al exilio
para que pueda aprender de una vez.

Qué las malas elecciones tienen su castigo.