lunes, 22 de abril de 2019

22/04/2019 Adolescencia tardía






Ella no se quiso ir.
Yo la maté.

La casa estaba en completo silencio,
ella no se quería ir,
los residentes dormían plácidamente.
La maté.

El cuarto, en silencio.
El patio, en silencio.
El salón, en silencio.
La atmósfera, en silencio.

Ella no se quiso ir, en silencio.
Y la vi, claro que la vi, completamente dormida.
El pecho se hinchaba con sus últimas bocanadas de aire…
En silencio.

La maté.
Maté a la adolescente.
En un vano intento de metamorfosis,
dejando cabida a la adulta.
Suplantando su identidad, 
de forma tosca, con ideas más aguerridas.

Ella no se quería ir,
empero la maté.
Para dejar atrás al pasado.
No se quería ir…
Me impregné de su sangre.

La dejé ir, tras el último ronquido.
Confirmando su inocencia temprana.
Llenándola con el arma.
Era hora de la metamorfosis,
del cambio.

Simplemente… necesario.
La maté.