sábado, 25 de noviembre de 2017

25 de noviembre


(Versión reducida)
Abrázanos tan fuerte hasta que tus brazos se cansen.
Porque no estás sola, no estamos solas.
Ni un arma te apuñalará ese alma de coraje.
No te medirán el alto de tu falda como excusa de 'fue consentido'. No estás sola, hermana.
Deja que la bestia siga berreando.
Ven y siente el calor de la sororidad.
No serás un nuevo número más,
ni se te olvidará porque te han hecho pedazos.
Alcemos nuestras voces.
Seremos más fuertes.
Que el gobierno no te escuche, es su problema.
NI UNA MENOS.
💜

viernes, 17 de noviembre de 2017

La conocí




 Inspirado en KM 0 de Loreto Sesma.

Era pequeña, muy pequeña, cuando le caló aquella historia en los oídos.
9 años tenía cuando se inventó su primer relato.
La conocí en un mundo lleno de imaginación, jamás pensaría que iba a llegar lejos, muy lejos.

La historia de cuatro animalillos, en aquel momento sus compañeros de clase, habían logrado que aquella chiquilla gritase a los cuatro vientos aquel pequeño don.
La conocí bien después de tantas caídas.
Después de tantas historias de amor dramático.

La conocí en primera persona.
Me la presentaron, realmente, cuando encontré la poesía.
Cuando sangró por primera vez letras de rima,
porque se estaba descubriendo, y ahora mismo lo sigue haciendo.

Si os soy sincera, aun la desconozco.
No la cambio, porque en el fondo es mi mejor amiga,
mi salida de emergencia en días en los que quiero escapar.
Al igual que aquella vela en forma de ‘18’ que lentamente se está derritiendo.


martes, 7 de noviembre de 2017

00:00




Eras tú, jodido tú, vestido de sinceridad y años de más.



Unos tres justamente.
Eras tú, después de tantos años apostando por tu baraja de cartas, española,
jugando a ciegas al póker, arriesgándolo todo.

La suerte del principiante,
o, mejor dicho: la suerte del perdedor.
Porque, aunque parezca que lo haya perdido todo,
era mi suerte la que, en verdad, estaba en juego.

Pero he de decir,
he de rectificar con palabras cortas y sinceras.
Que, aunque no lo sepas, o sí y no me doy cuenta,
te echo de menos.

Y soy jodidamente estúpida.
¿Cómo se puede extrañar a un ser que ya no te late tanto como al principio?

Por ti, más que por mí, dejé el listón demasiado alto.
A ver quién es el susodicho capaz de entrar.
Porque cualquiera está claro que no.

Y entonces billones de ‘peros’ galopan en mi mente,
masacran a mi cerebro y deciden asediarme.
¿Dónde se hallan los ‘sin embargos’?
Empiezo a deplorarlos.
Porque gracias a ellos, te colocaba en una fina línea que colgaba de un péndulo,
y lanzaba dardos en los pros y contras.

Recordando, una vez más, a las doce de la noche, cual Cenicienta, que eras tú.
Posiblemente.
Pero más que nada era por mí. Por mí y unas mil veces más.
Acabé desterrándote de mi corazón,
aunque no me sientas,
aunque te dieras por vencido,
aunque no lo supieras,
aunque te hagas, en presente, el sordo.

Era por mí.
Porque yo no quería tenerte.
A mi corazón lo tuve que cuidar yo.
Y aún… le quedan secuelas de ti.

Ya sabes la historia.
Pisaste, has pisado, pisas y pisarás demasiado fuerte en mí.
En cada una de mis cicatrices,
en esta bomba de latir,
en mis curvas,
en mi mente asediada.

Era por mí.
Por mi manía de huir cuando nada se me da bien.
Por mis inquietudes.
Por ser realista.


PD: no te he superado, para qué mentirnos.
Ya que cuento la verdad, la voy a decir bien clara.



Es un autoengaño.
Porque no te he dejado la ventana entreabierta para que decidas pasar.
Porque ya te la dejé en su tiempo y…
ambos decidimos sellarla con cemento.

No es tu culpa.
Puede que sí, puede que no.
No es la mía.
Tal vez, o tal vez no.

Neruda es capaz de escribir los versos más tristes,
a mí me sangra el corazón cada vez que te escribo.
Porque como bien he dicho, aún está enfermo de ti.

Que no era por ti,
sino por él.
Porque hemos perdido apostándolo todo.
Así que, que no vengan la muchedumbre a decirnos al oído:
<<Quien no arriesga no gana>>.