sábado, 6 de mayo de 2017

En el desván de mi corazón.

A Sanaa y su bellísimo arte.

Ha cogido polvo,
ya nadie lo utiliza,
lo devoran los ácaros sin miedo alguno,
acechando como carnívoros hambrientos.

Lo reconozco, mal uso le he empleado.
Puede que sea mi culpa,
o puede que ya no.
Es prisionero de aquel desván
donde ya no tiene visitas
y se encuentra gélido y asustado.

Se ha salido de mi pecho
porque decía que era demasiado valiente
y que podía enfrentarse a la soledad.
El pobre se está oxidando.
Necesita que lo arropen
y yo, ya no le doy uso, aburriéndome de él
le he condenado al exilio
para que pueda aprender de una vez.

Qué las malas elecciones tienen su castigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario