martes, 18 de abril de 2017

Al desnudo (III)

Me he pasado la vida mirando vídeos tutoriales en Youtube, en verdad no.
O pasármela guardando el secreto más adentro.
O jugándomela leyendo cada dos por tres: Game OVER en la pantalla del juego de la vida.

He saltado y me he caído.
Y no es porque no haya saltado bien, sino porque no cogí bien el impulso.
¡Qué ilusa! ¡Cómo si el impulso se pudiera coger!

Nunca pensaba que Historia me podía quedar.
Sí, la asignatura preferida para alguien que quiere ejercer de arqueóloga en un futuro.
Pero los tropiezos se comenten y no pasa nada, siempre y cuando nos levantemos.

¿Sabéis qué?

Estoy harta de escuchar que hay una víctima más por acoso escolar,
que en el mismísimo infierno, otra víctima por violencia de género.
Estoy harta de callar lo que no debí callarme y causa pesadillas,
pero muy a mi pesar no encuentro la valentía, esa que me abandona
cuando menos quiero, para poderlo contar; camuflándolo entre palabras de cuentos.

Y dicen que esta semana voy a firmar en la Feria del Libro.
Y no saben , o no se pueden imaginar, la inmensa alegría que me da.
Que dentro de dos días tengo dos exámenes de los gordos y no los he tocado,
porque la semana pasada estuve estudiando Filosofía.
Por cierto, segundo de Bachiller no es nada bello, esto supongo que ya te lo han mencionado.

Odio muchas cosas,
otras amo.
Odio las relaciones tóxicas.
Amo la nata
y...
¡ah! El postre de fresas con chocolate está rico.
Aunque pobre de mí. ¡Qué mal me ha sentado!

Juguemos a un juego.
Al juego de valorarte
o al juego de nunca te odies.

¿Sabías qué?

Muy pocos odian los 'Domines'
otros son más de 'Márcoles'
o ,incluso el favorito, Juernes
Y yo quedándome en el jodido sábado porque me encanta.

A veces pienso que mi móvil necesita un arreglo.
En realidad todos me lo dicen: cámbialo; pero suelo hacer oídos sordos porque tiene una jodida cámara que lo flipo.
Y es verdad, no es el mejor móvil, pero... a mí me encanta.

Las despedidas nunca fueron mi plato para el entrante.
No porque odie despedirme de la persona cuando es la hora,
sino porque no quiero escribirle una carta de despedida.

Muy pocas veces he dicho: 'te quiero'.
¿Para qué decirlo si no lo siento?
Pero esto no implica que no lo sienta,
a ver es raro. Lo sé.

Ni siquiera sé cómo le voy a llamar a esta entrada.
Lo único que sé es que me siento verdaderamente cómoda con : Al desnudo (III).
Por la simple razón de que aquí y en los otros tres hay trozos de mi piel.

Y tal vez sea la hora de marcharme.


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