miércoles, 14 de diciembre de 2016

Queridos mamá y papá:


Si la pudierais ver caminar… con sus andares uniformes y gloriosos acompañados del movimiento de su cadera. Deja mecer su cabellera morena, con pizcas de rubio, y acompaña al son sus brazos.

Su tez es blanca, pálida, color leche desnatada. Parece una fantasmilla, pero en realidad, está llena de luz. Tiene una pequeña y amplia alfombra de pecas por todo el ancho de sus mejillas. De cara a cara. Y allí, donde me pierdo cuando la abre, su sonrisa. Ejemplar. Única. Esencial.
Me encantan sus ojos mar, azul mar. Siento como nado en ellos y me encuentro surfeando en la playa.

Cuando llueve se moja y yo me empapo de ella. Sus padres no saben que jugamos a mamás y mamás cuando estamos en el piso de arriba y ellos conversan sobre su día a día. Cuando me toca es invierno, cuando lo hago yo es primavera.  

Está llena de inestabilidad. Es la tempestad sin calma. La tormenta que arrasa frente a la costa de Carolina del Norte y se lleva a miles de fallecidos inocentes.
Le vuelve loca bailar cuando suena su emisora de radio favorita o esa canción que le hace transportarse hasta la pista de hielo… ¡Le encanta patinar! ¿Sabéis? Ella es una gran patinadora, es mi número uno. Hemos patinado de la mano juntas y donde la gente piensa que hay amistad se equivocan por el simple hecho de que no ven lo que hay más allá.

Pero a veces tengo miedo… Hemos tenido que huir de muchos lugares públicos porque nos abucheaban. Nos llamaban monstruos, células cancerígenas. Incluso nos han pegado o amenazado. (Pero claro, yo me las ingeniaba para mentiros porque vosotros no os dabais cuenta y con un ‘es de la edad’ lo arreglabais todo).

¿Realmente queréis esto para vuestra hija? Si de verdad me amáis, ¿por qué no podéis ver lo mismo que veo yo cuando me uno con ella en cuerpo y alma? ¿Cuándo la veo sonreír? ¿Cuándo la fotografío porque es mi mejor modelo, entre otras cosas?

Mamá y papá me he enamorado de una chica, no de los príncipes de los cuentos de hadas que me contabais de pequeña para dormir. (Aquello me daba pena, porque pensaba que jamás una mujer podía valerse y defenderse por sí misma. Y no es así. Es una guerrera fuerte e invencible).
Papá y mamá me he enamorado y espero que lo comprendáis y me aceptéis como si mi corazón quisiera a un hombre.

Ella se llama Invierno, ese es el nombre que le he puesto. Es fría y le encanta el azul y la nieve. Es la presidenta de mi república.


Atentamente:

Lilith.


PD: estaré en mi cuarto a la espera de que apacigüéis mis nervios y me deis un beso de buenas noches. 
Gracias a Sanaa Molina por dejadme usar su repertorio. 
Magnífico.

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