domingo, 21 de enero de 2018

Te quiero:



 Créditos a Pinterest

Le quiero de la misma forma en que la beso,
lentamente mientras me agarra del cabello pidiéndome más.
Le quiero contándole todas las cicatrices.
Le quiero hasta cuando me dice que muerda más flojito.

Me agarra el brazo si ve que me voy,
le sonrío para que esté segura de que voy a volver.
Y sí, con ella sí que vuelvo.

No huyo, porque ya no tengo de qué huir.
Mis monstruos se han dormido bajo la cama,
en la misma en la que la oyen gritar de sexo.

Menos mal que iba a ser una prueba.
De sexo y nada más. Follamigas.
En el momento en el que le acaricié el hombro,
vi en sus ojos castaños la seguridad sin miedo,
que nunca vi en mí.

Le quiero de la misma forma en la que un poeta
ama con locura la pluma con la que usualmente escribe.
Le quiero para el universo.
Le quiero libre.
Le quiero rebelde y revolucionaria.

Es una mujer sensible,
su tez pálida contracta con la mía.
Juntas hacemos chocolate con leche.

Me agarra fuertemente del cabello cuando va a llegar al clímax.
Ha aprendido lo que le gusta
y sin miedos se desenvuelve.

Me observan con recelo los hechos de su pasado,
pero no saben que conmigo no tienen qué ganar.
Que los míos se quedaron atrás, se quemaron al conocerla.
Aún cargo el episodio de mi pesadilla y ella, es capaz de ser mi heroína.

No puede dormir sin agarrarme la mano.
No entiende mi manía de dormir en camisón.
Ni yo la suya de dormir con sujetador.
Ella duerme con el pelo suelto,
yo con él recogido.
Y, sin embargo, a mitad de la noche, me encuentro rodeada entre sus piernas.


Soy su revolución,
ella es la causa por la que me manifiesto en la calle.

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