Inspirado
en KM 0 de Loreto Sesma.
Era pequeña, muy pequeña,
cuando le caló aquella historia en los oídos.
9 años tenía cuando se
inventó su primer relato.
La conocí en un mundo
lleno de imaginación, jamás pensaría que iba a llegar lejos, muy lejos.
La historia de cuatro
animalillos, en aquel momento sus compañeros de clase, habían logrado que
aquella chiquilla gritase a los cuatro vientos aquel pequeño don.
La conocí bien después de
tantas caídas.
Después de tantas
historias de amor dramático.
La conocí en primera
persona.
Me la presentaron,
realmente, cuando encontré la poesía.
Cuando sangró por primera
vez letras de rima,
porque se estaba
descubriendo, y ahora mismo lo sigue haciendo.
Si os soy sincera, aun la
desconozco.
No la cambio, porque en
el fondo es mi mejor amiga,
mi salida de emergencia
en días en los que quiero escapar.
Al igual que aquella vela
en forma de ‘18’ que lentamente se está derritiendo.
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