Ahí están los trocitos del desayuno de esta mañana. Ahí están
en el fondo del vaso de cristal.
Ahí te encuentras tú, dándoles vueltas con la cucharilla del
café, esperando a que por arte de magia desaparezcan, pero no lo hacen. Las
galletas se han consumido en el líquido de la bebida que mamá te ha preparado
con mucho amor. A la espera, de una vez más, que te lo bebas para así tener
muchas energías (de esas que tanto te hacen falta) para aguantar toda mañana en
el instituto.
<< ¿Otra vez me vas hacer lo mismo?>> -te repite
todas las mañanas, con voz firme y dura; aunque por adentro tiene ya todo su corazón
inundado en un mar de lágrimas- << ¿Cuándo vas a parar?>>.
Tú no quieres ver que estás hermosa, que eres un bello regalo.
Tú solo eres una víctima más de esta sociedad. Ni siquiera sonríes ya, no tomas
el desayuno ni otras comidas que tus padres te preparan con todo su esfuerzo y
el amor.
Estás harta, en el fondo quieres que todo esto acabe. Que
mañana no sea otro monótono día, que no te duela el estómago cada vez que haces
el intento de comerte una simple pieza de fruta, o, incluso que no te den
náuseas al caminar.
Has logrado ya lo que querías, verte delgada sin hacer ninguna
dieta o ningún ejercicio. Las otras personas ya te ven rota y sin ninguna
reparación, ellas ya han ganado. Déjame decirte que has perdido en esta batalla
contra tu propio reflejo.
Estás más delgada, se te cae el pelo, se te notan las
costillas y hasta das susto. Déjame decirte que tienes un color de piel
amarillento y que no puedes ingerir nada, ni siquiera beber agua.
Estás mal, realmente mal.
Te escusas diciendo que es la voz de la conciencia la que no
te deja parar, pero en realidad han sido todos estos años en los que se han
metido contigo.
NO SALES, no tienes AMIG@S, el WC se ha vuelto tu más fiel
compañero, ahí van todas tus comidas cuando violentas tu garganta.
Quieres escapar, terminar con esto. Quieres volver a sonreír
porque ya has sufrido bastante.
No quieres verte en un reformatorio, no quieres que pequeños
tubos transparentes te den de comer por la nariz o por las venas. Quieres parar
ya, quieres volver a ser la que eras. (Una chica hermosa para los ojos de los
que REALMENTE te apreciaban, te amaban).
Has aprendido la lección, es hora de pedir ayuda.
Déjate ayudar, ámate, siéntete
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