La noche era perfecta para ella.
Los rayos de la luna visualizaban , aún más, su tez blanca.
Suave. Perla.
Los rayos de la luna visualizaban , aún más, su tez blanca.
Suave. Perla.
Se exploraba así misma como cuando un niño encuentra divertido realizar castillos con la arena.
Su vientre ya no se veía obligado a encogerse.
Demasiados años de guerra.
Firmaron el Tratado de Paz.
Su vientre ya no se veía obligado a encogerse.
Demasiados años de guerra.
Firmaron el Tratado de Paz.
Con cada caricia encontraba un huésped en su cuerpo.
¿Cómo pudo haber pasado tantos años y no se dio cuenta de los hermosos lunares que marcaban constelaciones?
¿Cómo pudo haber pasado tantos años y no se dio cuenta de los hermosos lunares que marcaban constelaciones?
Tantas guerras consigo que había atraído a los pequeños demonios que se habían apoderado de su cuerpo.
Ahora ella era la guerrera.
Luchaba a base de caricias, alejándolos.
Ahora ella era la guerrera.
Luchaba a base de caricias, alejándolos.
Por fin pudo encontrar un hogar.
Lo tenía justo ahí, diecisiete años de vida y no se dio cuenta antes.
Lo tenía justo ahí, diecisiete años de vida y no se dio cuenta antes.
Se emocionó.
Se llamó a sí misma hogar, casa, candela, fuego, abrigo.
Se llamó a sí misma hogar, casa, candela, fuego, abrigo.
Se abrazó y juró no soltarse nunca.
Se había perdonado.
Se empezaba a querer.
Se había perdonado.
Se empezaba a querer.
Luna se durmió bajo la luz de la lámpara que alumbraba la ciudad.
Ella también le abrazaba.
Al fin comprendía la realidad.
Ella también le abrazaba.
Al fin comprendía la realidad.
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