domingo, 16 de junio de 2019

16/06/2019 12:47






Ayer, viendo a Oddey, me di cuenta de una pequeña cosa: del paso del tiempo. Hoy, ha salido esto. Espero que lo disfrutéis.
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El tiempo corre a contrarreloj como si fuera una carrera de automóviles especializados:

El primero, en cabeza, la hora del nacimiento.

Lo secunda la niñez a una velocidad media reducida.
Le interesa no adelantar porque quiere saber, quiere aprender los movimientos, pero también quiere crecer y, por ello, aunque no lo sepa, pisa el acelerador.

En el tercer puesto, la adolescencia. No le importa a quién va a arrollar en su trayecto. Quiere ganar, ser el primero y, si eso, luego, preguntarse por los acontecimientos más tardes.
Quiere vivir el presente, llenarse de las experiencias y absorber todo lo que pueda del mundo exterior. Pisa el acelerador, se coloca a esa velocidad alta a punto de alcanzar a ese coche que va en segundo.

En un cuarto puesto, la adultez. Es sabio, quiere llegar a la meta con tranquilidad, no demasiada, pero la suficiente como para no provocar un accidente. Sabe que su adversario que va delante es una denominada ‘cabeza loca’ y no le importa nada que no sea nada más que el ‘yo’.

Y en un quinto puesto, a duras penas por intentar llegar a la meta, en un auto más defectuoso, porque su  ocupante se niega a cambiarlo, debido a que todos estos años de vida ha conducido con el mismo, se encuentra la vejez. Su velocidad es bastante lenta, entorpece las vueltas de los demás coches, sobre todo del tercero, que le ha pitado en más de una ocasión.
Ella es la etapa más experimentada de todas. Sabe perfectamente que en una de esas curvas, el vehículo que conduce puede perder el control y ,sin querer, estamparse contra la barra de seguridad.

El tiempo pasa a contrarreloj como si fuese una carrera,
o puede que, simplemente, transcurre con normalidad y que seamos los humanos quienes en, ocasiones, lo veamos rápido o lento.

Y maldecimos,
en voz baja,
al gran titán por no ir como nosotros queremos que vaya.

Pero el tiempo, amigo mío, el tiempo pasa para todos por igual.
Disfrútalo, no lo desperdicies y , sobre todo, empápate de las pequeñas cosas de la vida.

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