No quiero que me llamen
al móvil,
no quiero escuchar nueve
veces cada vez más lento la agonía de las campanas.
Mi pobre corazón quería
un beso
y por un beso las
primeras campanadas se escucharon;
estaban anunciando su
muerte.
No vengas a darme el
pésame,
porque intento
reanimarlo.
Porque está en la UCI e
intento que viva.
Mejor dame el bésame y
nos dejamos de tonterías.
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