Éramos fugaces como las estrellas
y , a la misma vez, efímeros como las horas.
Horas que transcurrían a minutos,
a segundos; como cuentagotas
en nuestras vidas.
Que te quiero aquí, a mi lado.
No huyas de mí, quédate.
El miedo es para los cobardes.
Y tú eres mi cielo, tal como dijo Frida Kahlo.
Únete a mí y
,joder, quédate.
Abrázame.
Que el frío se cuela por mis entrañas,
Que el frío cala mi corazón.
Joder, es invierno,
joder, que te quiero.
Desapareces y me hieres
cuando yo sólo quiero sanarte.
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