Hoy
me siento mal.
Mal
afligida y no bien, porque no estoy bien.
Hoy
no tengo ganas de nada.
Hoy
quiero sólo llorar y llorar. De hecho, tengo puesta la OST de Mr.Sunshine y
puede que me vea una película melodramáticas, para rematar la faena.
Tengo
ganas de enviar a todo el mundo, sin excepción, por la borda.
Silenciar
el teléfono móvil, como lo he hecho, cenar desmotivada en mi habitación
mientras veo ‘Strangers’ y terminar
quitándola porque me he aburrido.
Pero
es que hoy no tengo ganas de nada.
Sólo
de llorar y llorar y las lágrimas no salen por las cuencas de mis ojos.
Hoy
me veo mal, físicamente.
Emocionalmente…
ni digamos.
No pasa nada por
sentirte así un día al mes.
No
lo entiendo. Yo estaba superpower de
energías, me iba a comer el mundo entero estos meses atrás,
y,
por un día al mes, me siento como una mierda pisada en la suela de un zapato
por el que luchan quitarle ese rastro.
Una
vez al mes…, pues ha sido sólo este mes.
Y,
para qué mentir, tengo un miedo cojonudo de caer otra vez en ese bucle del que
me ha costado meses y un curso académico de salir.
Yo
me iba a comer el mundo,
hoy
sólo quiero estar sola y llorar.
Maldito
ciclo menstrual.
Y
llorar.
Alex
dice que me envía suerte y que trabaje el amor propio.
Moción
de censura a Alex.
No
tengo ganas de escuchar sus positivas palabras,
ni
las de él, ni las de nadie que venga a decirme que me tengo que querer.
Como
si no me quisiera.
Hoy no, y no pasa nada.
Nadie elige el estar mal un día.
La
gente demasiado positiva me chirría.
Hoy,
sobre todo, hoy.
Moción
de censura a todo el mundo.
Que
me dejen llorar.
Joder, a ver si salen
las lágrimas.
Que
hoy no me siento yo. Hoy soy la otra parte de mi ser.
La
más apagada
y
desde luego, no pasa nada.
Tengo
demasiados sentimientos en este cuerpo de 1.57 cm, demasiadas sensaciones qué
gestionar.
Odio
estar así,
me
molesta estar así.
Mal
afligida.